Permitidme unas palabras para agradecer lo vivido el sábado. Con este título no podemos definir mejor cómo nos encontramos cada vez que volvemos a Molvízar. En esta boda hemos experimentado muchísimas sensaciones, pero sin lugar a dudas, ver a tantas parejas y amigos con los que hemos compartido tantas bodas juntos nos hace pensar que tenemos un pedacito de nuestro corazón allí.
Marisa y Miguel, Montse y Diego, María y Miguel Ángel, Desirre y Raúl, Arantxa y Fran, Jennifer y David …y así muchísimas más con las que, poco a poco sentimos estar en familia cada vez que nuevas parejas como Sandra y Fran hacen posible que volvamos que encontrarnos en este singular pueblo.
Pero con franqueza, debo admitir que nuestro trabajo se basa en las “conexiones”, fuertes lazos que empiezan en una casa y en una familia donde tuvimos el honor de empezar y que gracias a ellos han venido otras y otras y otras.
Con Sandra y Fran descubrimos algo realmente bonito para recordar. Los conocemos desde hace mucho tiempo, y desde el momento que supieron la fecha de su boda, vinieron a reservarlo a nuestras instalaciones y desde ese momento hemos vivido sus preparativos, haciéndonos visitas concertadas cada vez que volvían de Sevilla y así, nos informaban de los nuevos acontecimientos que viviríamos el pasado 15 de julio.
No es casualidad, pero gracias a esta complicidad y alianza, hemos descubierto a los verdaderos Sandra y Fran, los que no tienen miedo a vivir su boda de forma natural y sobre todo los que han sido capaces de llevar el ritmo a cada segundo.
Quiero mandar un abrazo a todos y por supuesto a Sandra y Fran, os doy las gracias por volver a encontrarnos, esta vez ya como marido y mujer…esto es solo el comienzo, aún nos quedan más citas preciosas por vivir.
José Carlos Maldonado.